domingo, 19 de septiembre de 2010

Llamadas que no suenan. Cuando aun no estaba él.

Volvió a entrar a casa, era oficialmente, para él, la primera mañana de invierno, cogió el abrigo y con el sentimientos de tristeza y apago, aquello significaba la marcha del verano, los días de largo sol habían acabado, los rayos del astro rey ya no tostarían su piel y ahora era el aire y el frio unido en uno quien, en vez de broncearla, escarcharían su piel. Aunque también le gustaban los domingos de gris cielo, escuchar la fría lluvia pegar fuerte contra los cristales mientras se acurrucaba entre gruesas mantas, entre las cuales solo estaba él, no le gustaba la soledad, aun que después de sus des memorables intentos para vencerla, había hech caso al refrán y se había unido a su enemigo durante el tiempo en que su antónimo regresaba.
Después de abrocharse el abrigo cruzado, miró la hora, llegaba justo para coger el tren, subió al primer vagón, aquella mañana no había apenas gente así que se sentó en un asiento al lado de la ventana y escuchando la fuerte música de los auriculares para no oír el ruido del tren qeu dejaba escapar el silencio de las mañanas, fantaseaba en su mente mientras observaba el paisaje que una y otra vez veía todas las mañanas.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Llamadas que no suenan. El fin del principio.

La pantalla iluminaba su cara, pero las teclas no sonaban, sus ojos clavados en el blanco cuadro no veían nada, solo sus oídos funcionaban, esperando oír la llamada.
Rato después y con el cóctel de rabia, tristeza y enfado mas mezclado, al fin, el teléfono sonó.

- Hola? - Se escuchó desde el otro lado. Un silencio invadió la conversación. Cogió aire, cerró los ojos y soltó todo lo que llevaba acumulando desde que el contador empezó a contar su espera y a mezclar esos sentimientos dentro de la coctelera del corazón.

- Vete a la mierda! - Dijo el lleno de aire.- Ahora escuchare tu barata escusa, y acto seguido colgare el teléfono, así que no hace falta que malgastes tu tiempo, que parece que no tienes para mi, elaborando una.

El silencio volvió a aparecer, pero aquella vez, como un dictador, había llegado para quedarse. Y derramando la primera gota, de lo que había resultado el cóctel, lagrimas, cerró los ojos y sin despegarse del teléfono de la oreja, para no dejar de oírle respirar, pulsó el botón que lo alejaría de él para siempre.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Que es esto?




Hola a todos!
Como la gran mayoría sabéis me encanta escribir y he abierto este blog para continuar la historia de Llamadas que no suenan.

Espero que os guste, y entendáis como va la historia ;)

Un beso a todos y disfrutad!

Att: Aleix!